1 oct 2020

Liber Cabrera - La Flor del Olvido (aire de chacarera)





Desde la flor del olvido vengo a dejar mi canto pa que tu sepas cuanto me duele ver que has sufrido has sufrido
Cuanto se nota el vacío que dejaron los que tienen sucias las manos y el alma y el corazón comprimido comprimido

Engañados como a niños
por confiar con sangre y hambre pagamos en mano esos que hablaban de patria cuál patria (la nuestra o cuál...)
SERÁ QUE NUNCA PODREMOS DEJAR DE SER MANEJADOS...
SOMOS LA FLOR DEL OLVIDO PAGANDO...

Venden tierras cercan ríos y nos dejan sin país a nuestros hijos y nietos a dónde van a vivir a vivir

Envenenan nuestras aguas contaminan nos roban nuestras riquezas ¡cobardes! y encima hay que pagarles pagarles

Engañados como a niños por confiar con sangre y hambre pagamos en mano esos que hablaban de patria ¡cuál patria!

Letra: Guillermo Budano Música: Liber Cabrera "LA FLOR DEL OLVIDO"

Durante una entrevista on line en El Patio de Tierra -radio- con la conducción de Guillermo Budano y Graciela Casamian.
Guillermo recientemente nombrado subdirector del Consejo Federal del Folklore en Argentina (COFFAR) por la sede de Lugano, un amigo del camino con el que compusimos este aire de chacarera.
#Jujuy #folklore #libercabrera
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27 dic 2016

Abandonado por Blogger, éste blog se muda o se cierra en breve...



Buenas, he reportado mil veces los problemas que tuve en Blogger como el no poder acceder al modo diseño, a mi plantilla de blog, no poder hacer un backup del mismo y nunca se me respondió nada, me siento abandonado como usuario de Blogger, si puedo haré un backup manual, si salto algo de la frustración que siento de otra manera lo cerraré.

Me duele tener que mudarme o cerrarlo, pero ya he esperado mucho, es por eso también que ya el dominio libercabrera.com.ar no lo he pagado, me quedo muy apenado, amo mi blog, por más abandonado que lo tenga por razones de tiempo, en fin, nada más que decirles gracias a la gente que pasó por aquí, a los que comentaron, a los que me escribieron, a todos mil gracias...

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19 mar 2016

Mi sitio y mi lugar…



¡Riiiinnnng!, azota campanadas con brutal presura el despertador, un sol adormecido se filtra por entre las cortinas blancas -blancas eran-, y recuesta algunos de sus claros en la pared izquierda de mi habitación donde predomina el percudido por sobre la pintura -como en las otras tres paredes por cierto- y remarca unas grietas formadas por la humedad, más unos agujeros con taco fisher que quedaron de una repisa que voy a colocar en breve, ¡Riii’ - paff!, interrumpo con un manotazo intenso, cross directo a las manecillas del reloj, arrimo la vista hacia la mesa de luz como para asegurarme de que el segundero aún late y no… no… ¡qué había hecho!, ¡había destruido al mismísimo tiempo! ¡sí!, sí… al menos eso cavilaba con poca culpa mientras me aferraba al calor de mi cama e imaginaba distintas figuras turbando la mirada hacia el colorido entrevero de remeras artísticamente desparramadas por sobre la cómoda, ¡a maaano!, y no perdidas en esos cajones café torrado -amargo- que siempre se resistieron a entregarme mi ropa en los momentos que estaba más apurado, ¡ahhh!… esa tibies de mi habitación, esos colores… afuera sólo me esperaba frio, la pálida gama de grises de la ciudad, y una prueba de matemática especializada… De nuevo volvía a la idea de que el tiempo había sido destruido y que bien merecía la pena alguna reflexión al respecto, que ahora más que nunca, todo podía esperar, -incluso la prueba de matemáticas-… pero no lograba concentrarme, porque desde una esquina, a un lado del mueble del estéreo, me miraba fijamente un muñeco manco azul que mi hermanito había confundido con otro que sí era articulable y que el dueño, su amiguito, luego, no lo quiso más, me lo había traído a mi pieza porque el pequeño rufián que portaba mi sangre hacía un ruido descomunal jugando con él, parecía totalmente endemoniado y cada vez que me le acercaba a pedirle que no lo haga, se excusaba apuntándole al muñeco con una seriedad en sus ojos tan convincente que decidí reprender entonces al alborotador, así fue que fue a parar a ese rincón, -que reflexione…- pero bien… no le había atinado del todo con una gorra, seguía mirándome a media cara, como quién mira tras un abanico, así que le arrojé un pantalón y fin… El tiempo, el tiempo… ¡El fin! -pensaba-, rocé sin querer con mi mano izquierda el control del estéreo y sin mucha vuelta puse algo de música, a modo de umbral sonoro, así poder aislarme en mis pensamientos y que los ruidos de mi casa no sean una distracción, sonaba el disco “Circo Beat” de Fito Paez -¡psicodélica star de la mística de los pobres!- ahh que disco… lo sabía en su totalidad… qué tema seguía, cuál le seguía a ese y hasta donde respiraba Fito… El tiempo, el tiempo… -matemáticas- la vida… el sol… sí, el sol… ya se había desplazado un tanto, estaba por alcanzar el espejo chico que tengo junto a mis perfumes y eso no me iba a permitir pensar, me senté en un balanceo impulsándome con las piernas como lo hago siempre, quedé al borde de mi cama, sin remera, en calzones y a 3 pasos de la ventana, cerré las persianas, agarré los papelitos que tengo preparados para tapar los 4 bordes por donde se escurre la luz y con los que quedo en total y absoluta oscuridad, vuelvo a mi cama, sacudo mis pies un poco uno con otro antes, y me recuesto dejándome caer, vencido de tanto pensar… dispuesto a relajarme un buen rato, ¡me lo merecía! abrir los ojos o cerrarlos, era igual ahora, estaba finalmente donde quería, mi sitio, mi lugar, ese vacío profundo, esa oscuridad infinita, ese no-lugar, ese estado interno, ahí, donde me encuentro yo, y ahí, donde no me encuentra nadie… .. . (-ni siquiera la prueba de matemáticas-)

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11 feb 2016

AMOR: amor. DELIRIO N° 3


El amor está más allá de la pareja, más allá de la familia, más allá del sexo, más allá de la fidelidad, el amor no se lo mide por nuestros errores, el amor tampoco se lo ve en las acciones… ni tiene que ver con la verdad ni la mentira… ni con el cielo ni el infierno, ni con el puto Jesús, ni con el mal cogido Dios, ni las mierdosas religiones, ni gurúes ni monjas ni nies, el amor no es Dios, ni Dios es amor, el amor es amor y se basta por sí mismo, dejemos al amor ser lo que es, no hay por qué enredarlo con esas porquerías.

El amor lo trasciende todo, el amor sí es perfecto, el amor es el puto sentido de la vida, el amor es la mismísima inteligencia en su punto máximo, infinito, pero no esa inteligencia superficial, nemotécnica de pizzarras; el amor es la gran filosofía resuelta.

Pero nosotros sí somos imperfectos, egoístas, nuestra inteligencia es totalmente limitada, todos los días ignoramos al amor, aunque eso no hiere al amor en lo más mínimo, sólo nos hiere a nosotros, el amor no se mancha con nuestras miserias, el amor sigue siendo perfecto e inalcanzable… y yo sigo siendo malo y feo, pero al menos no soy tan forro como el amor… ¡PUTO AMOR DE MIERDA!


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5 oct 2015

“Número desconocido” DELIRIO N° 2



  Cuando se lleva una vida tan ardua y llena de presiones como la mía, con profesiones y ocupaciones varias, tales como músico, bloguero, activista contra la caza indiscriminada de gamusinos en todo el mundo, amante impenitente de las mujeres de mis mejores amigos, guía espiritual de cachorros, planchacamisas y cirujano cardiovascular en mis tiempos libres, uno no se explica muchas veces por qué todavía no es ídolo de masas, o de esos tantos tipos que en la historia se ganaron el mote de “enviados de Dios”, etc…  no es que me haya entrado la premura ahora de realizarme y eso, que puedo esperar vio, pero…

  En fin, repasando las últimas llamadas entrantes en mi smartphone, he caído a claras cuentas de que no había ninguna, bueno… vamos, habían unas pocas, los buenos de Movistar que llamaron a las 07:59, BBVA y uno que otro de esos Seguros -que vaya a saber de qué sangrienta manera obtienen los números personales de la gente- que nunca lo dejan solo a uno…

  En el mientras de un largo repaso de “qué les hice” o “qué no les hice” a esos malditos que solemos llamarles ‘amigos’, suena el celular, -¡chillííín, chillííín… CHILLÍÍÍN, CHILLÍÍÍN!-, ¡okay, okay, que no, no tengo un smartphone, mi celular es de esos viejitos que avergüenza un poco atender en público, pero que no es lo importante, así que borren esa sonrisita estúpida de sus rostros. Se preguntarán ¿quién era?, eso me he preguntado yo… pues no he llegado a atender la llamada, a pesar de lo mucho que corrí, una fucking llamada perdida de un muy mal parido “Número desconocido” de algún so cretino o so cretina que no sabe lo sano que puede llegar a ser llamar una vez más…

  Esto me llevó a otro largo repaso entre, los amigos que posiblemente sí llamarían de nuevo y los que posiblemente no lo harían; dentro de los que sí, había otros dos subgrupos, de los que sí lo harían en tales circunstancias y los que no los harían en tales circunstancias; dentro de los que sí lo harían en tales circunstancias, llegué a tener más circunstancias que amigos… lo cual no me estaba llevando a nada…

  Luego cree un nuevo grupo, un tanto irreal, que terminó tomando más importancia que todos los anteriores, donde eché vuelo a eso que llaman… imaginación… -Liber modo imaginación, ON-, empecé a enlistar a quiénes hubiera querido yo que sean quien llamó, en lo que empezó a entrar mucha gente, a quiénes empecé a ordenar en modos muy diversos y en un sinfín de categorías y subcategorías, entre más probables, menos probable, más interesantes, menos interesantes, los que conozco, los que no, etcétera; empezó a tomar mucho peso también la hora en que entró la llamada, su numerología perfilaba nuevos enigmas y según cómo fuese desglosada tenía mayor o menor incidencia en lo que di a llamar luego, Astrología-Telefónica Móvil (ATM).

  Mi búsqueda se complejizaba, me excedía de una manera fascinante, pero al mismo tiempo se volvía más clara, su lógica cada vez más exquisita, más coherente, más completa… e increíblemente… me encontraba cada vez más cerca de quién fue la persona que llamó… podía sentirla en mis pensamientos de una manera única… como no había sentido nunca a nadie antes… como si la comunicación se hubiera dado desde tiempos remotos, como si hubiese nacido conmigo mismo… y como si en ella habrían tocado mi alma, transformando mi ser para siempre…

  En lo que… -¡chillííín, chillííín… chillííín, chillííín… CHILLÍÍÍN, CHILLÍÍÍN…  CHILLÍÍÍN, CHILLÍÍÍN-, Llamada entrante, “Número desconocido”.


  Y, pues sí, claro… decidí no atender.
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